A las cuatro de la tarde, Venecia está repleta de turistas. Todo parece caótico. Pero desde un anónimo edificio, agentes de policía buscan información. Y un avanzado sistema de vigilancia devuelve datos. Género, nacionalidad, edad.
Es la Smart Control Room, la sala de control inteligente. Una infraestructura que desde este jueves sumará una información adicional: los datos del nuevo sistema de reservas y cobro de 5 euros para los visitantes que solo pasen un día en la ciudad. Su objetivo: frenar la masificación de turistas.
“Nuestro fin es encontrar otro equilibrio entre turismo, residentes y trabajadores en Venecia. Es evidente que el turismo es una riqueza para Venecia. Pero si es demasiado y se concentra al mismo tiempo y eso es diario, crea algunos problemas a la ciudad”, dice Marco Venturini, concejal de Turismo de la ciudad.
“Este año lo experimentaremos solo por 29 días y si vemos que funciona, los próximos años lo volveremos a usar durante más días”, añade, al precisar que la nueva tasa este año solo se aplicará en días no continuados hasta el 14 de julio.
“Creo que están haciendo una montaña de un grano de arena. Todos estos análisis, todas estas máquinas, toda esta inteligencia… ¿de qué nos han servido? De nada, absolutamente nada”, razona Secchi.
Le responde el policía Luca Busolin, de la Smart Control Room: “Sirve para monitorear el turismo dentro de Venecia. Se está haciendo mucho para intentar tutelar esta ciudad, que es muy frágil».
Venecia, ciudad que recibe hasta 40.000 viajeros diarios, sigue buscando soluciones ante el turismo de masa y sabe que otras ciudades la mira de cerca.
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