Las tropas israelíes tomaron el martes el control del vital cruce fronterizo de Rafah, en la Franja de Gaza, en lo que la Casa Blanca describió como un operativo limitado, mientras aumentan los temores de una invasión a gran escala en la ciudad sureña y las negociaciones con Hamás en torno a un cese del fuego y la liberación de rehenes siguen en el filo de la navaja.
La ONU advirtió de un posible colapso del flujo de ayuda a los palestinos por el cierre del cruce de Rafah, limítrofe con Egipto, y del otro cruce principal hacia Gaza, Kerem Shalom, desde Israel, en un momento en el que, según funcionarios de la ONU, Gaza está experimentando una “hambruna total”.
La incursión israelí se produjo tras horas de tensiones en la guerra que libran Israel y Hamás, donde el grupo insurgente dijo en la víspera que aceptaba la propuesta de alto el fuego que Israel insistió que no satisfacía sus principales demandas.
ATISBO DE ESPERANZA
Las acciones diplomáticas y las maniobras militares dejaron un atisbo de esperanza para que se alcance un acuerdo que permita al menos una pausa en la guerra, la cual ha causado la muerte de más de 34.700 palestinos, de acuerdo con las autoridades de salud locales, y ha devastado la Franja de Gaza.
Los cruces de Rafah y de Kerem Shalom son puertos de entrada fundamentales para alimentos, medicamentos y otros suministros para los 2,3 millones de habitantes de Gaza. Han estado cerrados por al menos los últimos dos días, aunque el cruce más pequeño de Erez entre Israel y el norte de Gaza sigue operando.
Al capturar el cruce de Rafah, Israel tomó el control total de la entrada y salida de gente y productos por primera vez desde que retiró a sus soldados y colonos de Gaza en 2005, aunque ha mantenido desde hace tiempo un bloqueo del enclave costero en cooperación con Egipto.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu señaló que la captura del cruce era “un paso importante” hacia el desmantelamiento de las capacidades militares y administrativas de Hamás, mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo que Israel está dispuesto a “profundizar” el operativo en Rafah si las negociaciones fracasan.
Osama Hamdan, un funcionario de Hamás basado en Beirut, dijo que el grupo armado no responderá a presiones militares ni amenazas y que no aceptará ninguna “fuerza de ocupación” en el cruce de Rafah.
En Washington, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que el operativo en la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto en el este de Rafah no era la invasión total de la ciudad que el presidente Joe Biden había exhortado a que no se realizara por razones humanitarias. Añadió que Israel la describió como “una operación de escala y duración limitadas” con el objetivo de interrumpir el contrabando de armas de Hamás.
OPTIMISMO EN LAS NEGOCIACIONES
Kirby también expresó optimismo en torno a las negociaciones, diciendo que Israel y Hamás “deben poder cerrar los huecos restantes” para llegar a un acuerdo. Dijo que el director de la CIA, William Burns, asistirá a más negociaciones en El Cairo con representantes de Israel, Egipto y Qatar. Hamás también envió una delegación a El Cairo, que se reunirá por separado con mediadores árabes.
“Todos están viniendo a la mesa”, dijo Kirby.
Los combates obligaron a evacuar el Hospital Abu Youssef al-Najjar, uno de los principales centros médicos que ha recibido a los heridos en los ataques israelíes contra Rafah en las últimas semanas. De momento no estaba claro cuántos pacientes fueron trasladados a otros hospitales.
Aun así, la operación israelí amenaza con ampliar una brecha entre Israel y su principal aliado, Estados Unidos, que dice estar preocupado por el destino de alrededor de 1,3 millones de palestinos hacinados en Rafah, la mayoría de los cuales huyeron de los combates en otras partes del pequeño enclave.
El lunes, Biden advirtió nuevamente a Netanyahu que no lance una invasión de la ciudad luego de que Israel ordenó a 100.000 palestinos desalojar algunas partes de Rafah. Pero los socios de la coalición de extrema derecha de Netanyahu han amenazado con echar abajo su gobierno si suspende una ofensiva o hace demasiadas concesiones en las negociaciones de cese del fuego.
Los vítores de alegría entre los palestinos de Rafah durante la noche por la aceptación del alto el fuego por parte de Hamás se convirtieron en miedo el martes. Las familias huyeron en un flujo constante de los barrios orientales de Rafah a pie o en vehículos y carretas tiradas por burros cargadas con colchones y suministros. Los niños observaron cómo los padres desmontaban las tiendas de campaña en los extensos campamentos que han llenado Rafah durante meses para trasladarse a su próximo destino, que para muchos es incierto.
NO LE IMPORTAN LOS NIÑOS
“A Netanyahu solamente le importa acabar ganando. No le importan los niños. No creo que esté de acuerdo” con un trato, dijo Najwa al-Saksuk mientras su familia hacía las maletas, teniendo como telón de fondo el sonido de los ataques israelíes y columnas de humo negro.
Las familias de los rehenes israelíes también vieron su esperanza convertirse en desesperación. Rotem Cooper, cuyo padre de 85 años de edad, Amiram, se encontraba entre las personas que fueron secuestradas en el asalto de Hamás del 7 de octubre, arremetió contra lo que señaló que era una falta de acción por parte del gobierno para alcanzar un acuerdo.
“Vemos todo tipo de explicaciones: ‘Este no es el acuerdo que les dimos, Hamas lo cambió sin decir algo’”, señaló Cooper en una audiencia parlamentaria el martes. Cuestionó si la presión militar era una táctica de negociación efectiva.
La 401ra Brigada de Israel tomó el “control operativo” del lado de Gaza del cruce fronterizo de Rafah el martes temprano, informaron las fuerzas militares. Imágenes del ejército mostraban tanques con banderas israelíes en la zona. También señalaron que las tropas y los ataques aéreos tuvieron como objetivo supuestas posiciones de Hamás en Rafah.
Las fuerzas militares de Israel dijeron que tenían información de inteligencia de que el cruce estaba “siendo utilizado con fines terroristas”, pero no ofrecieron pruebas que respaldaran esa afirmación. Señalaron que los combatientes de Hamás que se encontraban cerca del cruce lanzaron un ataque de morteros que mató a cuatro soldados israelíes cerca del cruce de Kerem Shalom el domingo, y que se lanzaron más morteros y cohetes desde la zona el martes.
ACCESO PROHIBIDO
Las autoridades israelíes negaron a representantes de la oficina de asuntos humanitarios de la ONU el acceso al cruce de Rafah el martes, dijo su portavoz, Jens Laerke. Todo el combustible para los camiones de ayuda y generadores entra por el cruce de Rafah, y Laerke dijo que había una “reserva muy, muy corta de aproximadamente un día de combustible”.
Los ataques y bombardeos israelíes en Rafah perpetrados durante la noche causaron la muerte de por lo menos 23 palestinos, incluidas seis mujeres y cinco niños, según registros hospitalarios.
Mohamed Abu Amra dijo que su esposa, sus dos hermanos, hermana y sobrina murieron cuando un ataque destruyó su casa mientras dormían. “No hicimos nada… No tenemos a Hamás”, señaló.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto condenó la toma del cruce y señaló que era “una escalada peligrosa”.
Egipto había advertido previamente que la toma de Rafah —que se supone que forma parte de una zona fronteriza desmilitarizada— o cualquier ataque que provoque una huida de palestinos a través de la frontera hacia Egipto podría poner en peligro el acuerdo de paz de 1979 con Israel, que ha sido uno de los pilares de la seguridad regional.
Netanyahu ha dicho que la ofensiva para tomar Rafah, que según Israel es el último gran bastión de Hamás en Gaza, es clave para destruir al grupo tras su ataque de octubre en el sur de Israel que desencadenó la guerra. Combatientes de Hamás y de otros grupos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a 250 como rehenes.
Estados Unidos, Egipto y Qatar han pasado meses tratando de mediar un acuerdo de cese del fuego y la liberación de aproximadamente 100 cautivos y los restos de otros 30 que siguen retenidos por Hamás, que insiste en que no los liberará a menos que Israel ponga fin a la guerra y se retire de la Franja de Gaza.
Netanyahu y otros funcionarios de alto rango han rechazado públicamente esas demandas, señalando que planean lanzar la ofensiva después de cualquier liberación de rehenes y que seguirán con la guerra hasta que Hamás esté destruido. Por ahora, los rehenes fungen como la ficha de negociación más sólida de Hamás y como posibles escudos humanos para sus dirigentes.
Un funcionario egipcio y un diplomático de Occidente dijeron que el borrador que Hamás había aceptado tenía cambios menores en la redacción respecto a una versión que Estados Unidos había impulsado para que Israel la aprobara. Las modificaciones fueron hechas en consulta con el director de la CIA, que adoptó el borrador antes de enviarlo a Hamás, señalaron el funcionario y el diplomático, que hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir las deliberaciones.
De acuerdo con una copia publicada por Hamás, la propuesta esboza la liberación gradual de los rehenes junto con el retiro por etapas de las tropas israelíes de la Franja de Gaza, y terminando con una “calma sostenible” definida como “un cese permanente de operaciones militares y hostiles”.
AP