POR NARCISO ISA CONDE.- Juntar comicios al Poder Ejecutivo con los del Poder Legislativo, favorece el arrastre caudillista-presidencialista, porque en dos campañas y dos votaciones simultáneas se mezclan las candidaturas. Así, aparecen fotos de candidatos presidenciales en promociones a candidatos/as a senadores/as y diputados/as, agregan más arrastre.
Eso es parte de una herencia caudillista que se replica en mayor escala con candidatos/as ubicados/as en las mochilas del jefe de ocasión. Fotos combinadas en procura de votos prestados por el caudillo al ansioso aspirante arrimado.
Presidencialismo-caudillismo-autoritarismo van de la mano. Y en eso están los tres componentes del menú presidencial de un régimen electoral tramposo (Abel, Leonel y Abinader).
Si además de esto, uno de los candidatos presidenciales es reeleccionista, el asunto se torna más grave, porque entonces el neomonarca vuelca el gobierno, sus recursos y poderes hacia los demás candidatos/as de provincias, como lo ha hecho Abinader; ahora con la venia de su clase, la dictadura mediática a favor y de su padrino imperialista, a quienes el propio Abinader le ha permitido asaltar su partido y su gobierno.
El candidato presidencial realiza tres campañas, las cuales, en el caso de una reelección ya consolidada, se colocan al servicio de la lógica de un solo gobierno; o sea, todos los poderes controlados desde el Palacio del Rey ¡Hasta que se pudre el asunto!, como siempre pasa.
Todo esto refuerza la principal garantía para imponer la reelección: los dos PLD por más cuartos que gasten y más campaña que hagan no pueden levantar cabezas: veinte años depredando y saqueando, no se lo permiten. Su gran victoria es no tener a sus jefes en La Victoria o Najayo, y no haber sido inhabilitados como partidos.
En general, la fórmula del “candidato/a mochila”, garantiza que el candidato presidencial siempre acompañe al segundón. El líder, bien enlatado, empuja la mochila. La candidatura presidencial carga con las demás y opera como motor de una maquinaria que tiende a anular la creación de liderazgos locales y provinciales propios, subordinando a los que se le suman.
Las candidaturas presidenciales son súper publicitadas y transfieren parte de su caudal sin soltarlo, arropan y atrapan. Las mochilas les son útiles para la multipromoción. Ellas y los grupos satélites pierden identidad e independencia…suben con votos ajenos y quedan entrampados/as.
Válido para todos los que han decidido meterse en las patas de esos caballos, mientras una insigne exponente del balaguerismo abinaderista, publica profusamente un cintillo propio de los doce años: “Lo bueno no se cambia” y llueven las alabanzas al monarca efímero. ¡Rompan filas…