POR MARCOS SANTOS.- Preocupado por los altos niveles de abstención en cada uno de los niveles de elección en el pasado proceso electoral, diversos sectores de la sociedad dominicana, están proponiendo la implementación del voto obligatorio en la República Dominicana.
Y es que el 45.63 % de los votantes se abstuvieron de hacerlo en las presidenciales del 19 de mayo, mientras que un 53.33 % en las municipales del 18 de febrero último.
Ambas cifras representan topes históricos en los torneos electorales de nuestro país.
Los expertos analizan las posibles causas que motivan a una parte importante de la población a ser totalmente indiferente para elegir sus autoridades.
Esa indiferencia podría darse por falta de credibilidad en los partidos y los propios políticos, propuestas pocas atractivas, el ascendente y preocupante clientelismo, falta de capacidad o poca preparación de los candidatos, entre otras.
En las provincias donde hubo menor nivel de abstención en los comicios donde el presidente Luis Abinader obtuvo el triunfo, fueron en Independencia (25.7 %), Pedernales (25.8 %), y Dajabón (28.42 %).
En cambio, las provincias de Santiago y Duarte, encabezan el mayor nivel de abstención con 52.26 % y 46.04 %, respectivamente.
Si nos fijamos en ese dato, donde hay mayor nivel de pobreza y falta de oportunidades, la gente acudió a votar masivamente, mientras que lo contrario, donde hay mayor desarrollo, más oportunidades, más inversiones tanto del sector público como del privado, entonces la población se abstuvo de ir a sufragar por los partidos políticos y sus candidatos.
Independencia con 38 mil 238 electores, y Pedernales con apenas 19 mil 720, son las demarcaciones con menor cantidad de personas aptas para ejercer su derecho al voto, mientras que Santiago con 785 mil 288, es la tercera plaza en la República, solo detrás de la provincia Santo Domingo que tiene un millón 649 mil 32 y el Distrito Nacional con 794 mil 80.
En las provincias señaladas como las de mayor participación en términos porcentuales, se podría señalar como una causa que el clientelismo fue más efectivo, o que la gente se identifica en mayor grado con los partidos y sus candidatos.
Por su lado, tanto en Santiago como en Duarte, la gente no se identificó con muchos candidatos por la falta de propuestas creíbles, la poca empatía de los aspirantes con la gente, hasta incluso por la falta de competencia en el nivel senatorial, entre otras razones.
De todos modos, mueve a preocupación el desinterés que muestra mucha gente hacia el sistema de partidos y la propia democracia.
Es inquietante para la clase política, en su inmensa mayoría, el costo en que se incurre en una campaña electoral, donde lamentablemente para ganar un escaño en la Cámara de Diputados hay que disponer de decenas de millones de pesos.
El clientelismo es un monstruo que los mismos políticos crearon y ahora no saben como manejarlo.
Atrás quedaron los años, donde los aspirantes a cargos de elección popular ganaban elecciones en base a su discurso, sus propuestas, su hoja de vida en favor de la comunidad.
Todo eso cambió, y ahora se impone don dinero.
Si la aplicación de una ley que instruya el voto obligatorio, ayudaría a eliminar o por lo menos a reducir drásticamente el clientelismo, y por ende el costo de las campañas, pues que la implementen y punto.
El tema está en el tapete.
Mientras tanto, yo estoy de acuerdo con el voto obligatorio, quizás así la gente elige personas educadas, y preparadas para las funciones para las cuales se postulan.
Aunque aclaro, tenemos y tendremos gente con muchos atributos en el Congreso Nacional y en los ayuntamientos, pero vendrán otros a partir del 16 de agosto, que la verdad debemos estar con los dedos cruzados y que Dios nos agarre confesados.
El autor es comunicador, con 30 años en los medios, actualmente director de MS.COM.DO, y conductor del programa de Televisión Con Marcos Santos, que se difunde por el canal 8 de Telenord.