La Ley de Comunicación Social, que no reconoce la prensa no oficial y permite la publicidad comercial por primera vez desde el triunfo de la revolución (1959), entró en vigor este viernes en Cuba, más de un año después de su aprobación parlamentaria.
La controvertida legislación, acompañada de dos decretos regulatorios, fue publicada en la Gaceta Oficial en junio, tras aprobarse mayoritariamente en el Parlamento (unicameral) en mayo del año pasado.
La primera ley
Es la primera Ley de su tipo en la isla en 70 años y combina el alineamiento político de los medios autorizados, la regulación de los fenómenos digitales (incluidos «influencers») y una cierta apertura para permitir la publicidad y los patrocinios comerciales.
El texto ha sido duramente criticado por ONG y medios fuera de la órbita estatal, quienes argumentan que censura los contenidos contrarios a la narrativa oficial y deja a la deriva a los diarios digitales independientes.
La normativa prohíbe, entre otras cosas, la divulgación de informaciones que puedan “desestabilizar el Estado socialista” tanto en los medios como en “el ciberespacio”.
De igual forma subraya que sólo se permite la legalidad de los medios vinculados al Estado, el PCC y las organizaciones de masas, en la órbita del partido.
La Constitución cubana de 2019 señala que los medios nacionales “son de propiedad socialista» y «no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad”.