La XXIX Cumbre Iberoamericana celebrada en Ecuador esta semana será recordada por la inasistencia de presidentes latinoamericanos, excepto el anfitrión, Daniel Noboa, y el cuestionamiento sobre el interés político de los líderes de los 22 países que integran la comunidad.
“Hay que decir que es triste no ver a otros presidentes de América y realmente se les echa en falta”, dijo el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, antes de recibir la presidencia pro-témpore del Consejo de Empresarios Iberoamericanos, cuyo foro se celebró en paralelo al de jefes de Estado.
El líder de los empresarios españoles fue el único que ha expresado públicamente que la cumbre en la ciudad andina de Cuenca, en el sur de Ecuador, quedó marcada por la ausencia de 18 mandatarios, un récord de ausencias desde sus inicios en 1991.
“Por supuesto que nos hubiese gustado que estuvieran presentes más jefes de Estado”, admitió a EFE el canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha.
“Que no estén los jefes de Estado no significa que lo que aquí se discute no sea de importancia; todo lo que se debate cuenta con la anuencia de los jefes de Estado y de Gobierno y de los cancilleres”, ahondó.
“Quitar dramatismo” a las ausencias
Además de Noboa, asistieron a la cita el rey de España, Felipe VI; el presidente de Portugal, Rebelo de Sousa; y el presidente del Gobierno de Andorra, Xavier Espot Zamora.
Los líderes latinoamericanos enviaron a Cuenca a cancilleres, viceministros o funcionarios de menor rango excepto México, Nicaragua y Venezuela. Los tres se restaron de la cita porque rompieron las relaciones diplomáticas con Ecuador tras el asalto a la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
“Le quitaría dramatismo (a las ausencias de los presidentes). No se trata de darle más o menos importancia a la cumbre: los países estamos aquí, los miembros estamos aquí”, señaló a EFE el vicecanciller uruguayo, Nicolás Albertoni.
Más allá de circunstancias especiales en algunos países –como las recientes inundaciones en Panamá y Colombia o la contienda electoral en Uruguay–, estos mismos días se celebraron otros tres eventos de relevancia internacional:
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29) en Bakú. La Cumbre del G20 en Río de Janeiro. La Cumbre de Líderes del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC) en Lima.
“Fue una coincidencia lamentable que hubiese muchas reuniones importantes al mismo tiempo y ha habido que diversificar los esfuerzos, pero no creo (que haya faltado poder de convocatoria)”, opinó a EFE la subsecretaria de Relaciones Exteriores chilena, Gloria de la Fuente.
Su presidente, Gabriel Boric, y canciller sí participan estos tanto al G20 como a la APEC, en una muestra del interés que Asia, y sobretodo China, despierta en la región.
“España sigue siendo nuestro trampolín a Europa”
Delegados y representantes diplomáticos coinciden en que los lazos con Europa, en general, y España, en particular, siguen intactos y reiteran su compromiso con la comunidad iberoamericana aunque, dice Martínez-Acha “cada país o región busque explorar otros tipos de relaciones económicas”.
“De cara a Europa, España sigue siendo nuestro trampolín”, insistió.
El vicecanciller uruguayo apuntó, en la misma línea, que los vínculos históricos con Portugal y, sobre todo, con España siguen siendo el “puente de cooperación con Europa” y “una ventana de oportunidad estratégica”.
Sin embargo, Albertoni admitió que la lógica que une a la comunidad iberoamericana “no necesariamente es la comercial” –como sí ocurre hoy con Asia–, sino que los intereses de la región van “evolucionando”, como la sostenibilidad –ejemplificó– uno de los ejes centrales de esta edición del foro.
La subsecretaria chilena instó a que en la próxima cita iberoamericana, que tendrá lugar en España, se avance en el “desafío –dijo– de tomar los nuevos temas y hacerlos parte de las declaraciones de estas cumbres”.
“España va a tener una misión muy relevante para garantizar una muy buena participación y que el trabajo que se haga hasta llegar a la cumbre nos permita encontrar espacios de diálogo sobre preocupaciones comunes”, agregó.
Durante el bienio 2025-2026, España liderará el calendario de reuniones ministeriales sectoriales, foros y encuentros vinculados al encuentro, así como los trabajos preparatorios para la siguiente cita iberoamericana de 2026.