A unas horas de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, la frontera con México luce una tensa calma y a sólo unos pasos de la puerta de entrada, los choferes de caravanas ofrecen sus traslados a diferentes partes de Arizona, en lo que parece domingo cualquiera.
En la frontera de Nogales, las actividades no pueden detenerse. “Tucson, Phoenix; ¿Va para Tucson? Ya me voy, pásele a Tucson, ¿Viaja a Tucson?”, grita un chofer en el puesto fronterizo.
El sonido del tren de carga, anuncia su paso por la garita y es, justamente ahí, al lado de las vías del tren, donde son deportados los inmigrantes ilegales que son sorprendidos en Arizona, estado que comparte 568 kilómetros con México y que fuera parte de la nación azteca hasta 1853.
Mayor cantidad de personas deportadas
En el 2024, Nogales (Sonora) fue el municipio de México que recibió el mayor número de personas repatriadas o deportadas, con 48,960, según datos oficiales.
Fernando López Miranda, encargado de una empresa de apartados postales a unos metros de la frontera indicó que no esperan que las eventuales deportaciones afecten la economía local.
“Yo creo que la visión del presidente Trump es una visión de negocio, de dejar dinero; es un empresario, y no creo que afecte a las empresas y desde nuestro punto de vista estamos optimistas, de que las personas que damos el servicio, la verdad es que si estamos optimistas, no estamos nada negativos”, aseguró.
López Miranda vivió de cerca el éxodo de africanos y haitianos que a principios del 2024 colmaron las calles de la pequeña ciudad de Nogales.
“Necesidad de ir al baño, de bañarse, de comer, de darse a entender para poder comprar algo, las necesidades básicas y muchos no hablaban español o inglés, ni nada, que son los idiomas aquí locales y pues si batallaban bastante para sus necesidades básicas”, abundó.
Aunque en los puertos de entrada de Nogales aún no tienen ninguna indicación de deportaciones masivas, los empleados del departamento de seguridad nacional saben que en caso de firmarse una orden ejecutiva tendrán que acatar las órdenes e iniciar con los operativos para localizar, aprehender y deportar a tantos ilegales como sea posible y en el menor tiempo.