Aunque el comercio internacional que mueve la economía dominicana se realiza en un 90 % por la vía marítima, el país carece de una marina mercante con una flotilla de buques con matrícula propia. Pese a ser una nación insular, lleva décadas operando con barcos rentados.
Pero no siempre fue así, durante la dictadura trujillista (1930-1961), el país tuvo una de las flotillas más dinámicas de la región, ganándose el nombre del “Granero del Caribe”, por la cantidad de productos que exportaba a las Antillas.
Autores y documentos históricos coinciden en que el desarrollo de la marina mercante local comenzó en los años 20 con el auge de la industria azucarera, pero se anegó con el fin de la dictadura trujillista. Décadas después, en la gestión gubernamental 2016-2020, se diseñó la Estrategia Marítima Nacional para tener propios barcos, pero nunca emergió.
Los primeros barcos
En su libro “Océanos de tinta y papel: historia de la navegación y del desarrollo marítimo dominicano”, Miguel Reyes Sánchez, describe que San Pedro de Macorís contó con el puerto más dinámico. Allí se fundó la primera naviera llamada J. W. Tatem & Compañía, con servicios de cargas y descargas.
Rafael Leónidas Trujillo Molina fue uno de los gobernantes más obsesionados con crear una flota nacional. En 1934, adquirió barcos de guerra, y en 1938 recibió la donación del barco S.S. Mayan, que luego renombró como San Rafael.
Fundó la Empresa Naviera Dominicana CxA, con la cual inició el comercio de productos hacia las Antillas, tales como piel de ganado, materiales de construcción, arroz, maíz, habichuelas y azúcar.
La masacre de Adolf Hitler en el Caribe
En plena Segunda Guerra Mundial, en 1942, el alemán Adolf Hitler desplegó submarinos en América para atacar a los enemigos. Ese año, alrededor de 500 barcos mercantes fueron hundidos en aguas del Caribe, incluyendo a los nacionales.
El vicealmirante César de Windt Lavandier sobrevivió al hundimiento del buque San Rafael, atacado por el submarino nazi U-156 el 3 de mayo mientras navegaba entre Jamaica y Florida. En 1997, publicó “La Segunda Guerra Mundial y los Submarinos Alemanes en el Caribe”, donde relata estos episodios, los que calificó como una “masacre”.
El buque San Rafael, uno de los principales barcos mercantes del país, fue hundido por un submarino alemán en 1942. (FUENTE EXTERNA)
Otros barcos dominicanos, como el Presidente Trujillo, la goleta Nueva Altagracia y la Carmen, también perecieron. El buque Julia fue atacado por error, pero solo sufrió daños menores.
El vicealmirante retirado Hómero Luis Lajara Solá, en el libro «La armada del milenio: bitácora de una misión», cuenta que la guerra dejó al país sin flota, pero floreció nuevamente en los años 50, cuando Trujillo creó la Flota Mercante Dominicana CxA, compró varios barcos y amplió las rutas comerciales a Venezuela, Cuba y Estados Unidos.
Paralelamente, adquirió barcos para uso personal, siendo el más famoso el yate Angelita, nombrado en honor a su hija, y el yate Ramfis, en tributo a su vástago.
El yate Angelita, uno de los más lujoso del mundo en esa época, se convritió en yate presendencial. En la actualidad realiza tours de lujo. (FUENTE EXTERNA)
Tras el ajusticiamiento de Trujillo, la marina mercante entró en decadencia. El presidente Joaquín Balaguer ordenó la venta de los barcos, incluyendo el yate Angelita, cuyos fondos se destinaron a construir dos acueductos en Montecristi. Para 1969, la marina contaba con solo 14 embarcaciones, todas de tipo militar.
En los años 80, la nación tenía 11 buques, incluyendo remolcadores, barreminas y cañoneros. Sin embargo, para mediados de los 90, la mayoría de estas embarcaciones habían quedado fuera de servicio. Desde entonces, los barcos adquiridos por el Estado han sido para la Armada Dominicana, que también ha recibido donaciones.
Importancia de una marina
De acuerdo con datos de la Autoridad Portuaria Dominicana (Apordom), entre julio y septiembre de 2024, 1,323 embarcaciones mercantes operaron en los 23 puertos del país. De estas, 895 fueron portacontenedores, graneleros, tanqueros y de carga general, movilizando 571,120 contenedores, un 5 % más que en el mismo período de 2023.
El 92.74 % de las importaciones y el 50.77 % de las exportaciones se realizan por vía marítima, según la Dirección General de Aduanas (DGA). En el 2023, las exportaciones alcanzaron los 11,933.4 millones de dólares, siendo 448.2 millones menos que en 2022. Además, las exportaciones cifraron 11,933.4 millones de dólares, unos 448.2 millones menos que en el 2022, cuando se colocaron en los 12,381.6 millones de dólares, señala Pro Dominicana.
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La marina mercante como facilitador económico de las naciones
Un informe del 2023 de las Naciones unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) coloca a la nación en el puesto 50 de las 100 naciones con mejor conectividad marítima. En su actualización del 2024 asigna al país una puntación de 42,23 de 100.
Rafael Paz, exdirector del Consejo Nacional de Competitividad (CNC), destaca que el país, siendo líder económico en el Caribe, debería desempeñar un papel más relevante en el comercio marítimo y logístico. Propone diseñar una estrategia para establecer una flotilla con bandera tricolor y reducir costos logísticos.
“Si logramos reducir los costos logísticos, establecer rutas más eficientes y controlar los procesos, vamos a tener mejores resultados”, asegura Paz, quien, en 2017 participó en el inicio de la ruta Santo Domingo-Curazao, como parte de la estrategia para convertir el país en un “estado marítimo”. Recuerda una propuesta para invertir 80 millones de dólares en una marina, pero no se colocó en el presupuesto.
El CNC elaboró en su gestión una revista promocional destacando que desde los puertos criollos se cubrían 81 rutas a las islas caribeñas: desde Caucedo 23, de río Haina 20, de Puerto Plata 23 y río Ozama 15.
¿Qué tan factible es usar buques con la bandera tricolor?
Para la Asociación de Navieros de la República Dominicana (ANRD) una flotilla local facilitaría la creación de nuevas rutas regionales que pueden conectar directamente a mercados nuevos y poco servidos. Considera que “tener las condiciones de mercado para invertir en una flota dominicana permite al país aprovechar de oportunidades y nichos de forma más dinámica”.
Con la promulgación de la Ley 20-23, sobre el Comercio Marítimo, la Armada quedó facultada para registrar las embarcaciones con la bandera nacional. Según sus datos, solo hay siete registradas, de las que solo dos corresponden a carga. Sin embargo, el Unctad precisa que en el país hay 37 buques.
En 2017, la Armada creó la Escuela de Marinos Mercantes, que ha capacitado hasta la fecha a 4,611 marinos, de los cuales el 69 % se especializa en embarcaciones recreativas.
El exmarino Ronny Tejada evoca que esta escuela surgió en respuesta al auge del turismo, ya que el país carecía de personal capacitado para trabajar en cruceros. La mayoría de los egresados emigran debido a la falta de una flota nacional.
Tejada señala que los pocos barcos registrados en el país están obsoletos y solo cubren rutas a las islas cercanas. Además, recuerda accidentes como el de diciembre de 2023, cuando un viejo buque que zarpó de Puerto Plata hacia las Islas Turcas y Caicos se hundió cargado de mercancías.