El niño de seis años de edad solo puede pasar “yogur y agüita” por su garganta, lo que lo ha llevado, incluso a perder unas libras, de acuerdo con su progenitora. Por tal motivo, visitaron este sábado la emergencia del Hospital Robert Reid Cabral en búsqueda de atención médica.
“Él sufre de eso siempre, lo tengo que operar. Ahora hay que esperar que la inyección le haga efecto”, dijo resignada.
Aunque viven en Arroyo Hondo II, la familia de Suriela es oriunda de Azua, hacia donde ya tienen un viaje organizado este lunes para pasar con sus seres queridos las celebraciones de fin de año.
“Me dijeron que lleve el niño a consulta el lunes, pero el lunes nos vamos para Azua. Será llevarlo allá, al (hospital) Taiwán”, comentó mientras le pagaba 100 pesos por una pelotita verde a Milka, una vendedora ambulante asentada desde hace 14 años en las afueras del Robert Reid.
Al recibir el obsequio, el semblante de Rancel, quien hasta el momento se había mantenido cabizbajo, se iluminó, manteniéndose hasta que el vehículo que esperaban pasó a recogerlos.
Rancel, en brazos de su madre, momentos antes de elegir la pelotita verde. (CLAUDIA FERNÁNDEZ)
Muy cerca se encontraba Dorca Novas, madre de una niña especial de seis años que estaba presentando congestión nasal y dificultad respiratoria.
“Había unas cuantas personas cuando llegamos, pero me atendieron muy bien”, dijo la señora.
“Ahora no hay pacientes porque hoy no hay consultas, solo los graves se quedan internos. Eso sí, hay muchos niños apretados ahora mismo”, comentó Milka, quien se mantuvo atenta a la labor de esta periodista.
En tanto, Rosa Vásquez conversaba con su hermana sobre cómo harían el relevo, ya que su hija de tres meses de edad sería ingresada.
La bebé ya estuvo ocho días en un centro hospitalario de su nativo Monte Plata, incluyendo tres días en Cuidados Intensivos, presentando un cuadro de neumonía y ameba. Ahí se le detectó arritmia y taquicardia, pudiendo tratarse de un problema en una válvula cardiaca.
“Ahora tenemos que ir a Cedimat a hacerle unos estudios para estar seguros de lo que tiene”, confesó Rosa.
En el día de ayer, Mabel Jones, directora de este hospital, informó que la emergencia mantiene su habitual ritmo de ingreso, asistiendo entre 15 y 20 niños diariamente afectados por diversas patologías, siendo las respiratorias las más comunes.
Reconoció que, durante las festividades navideñas, las consultas en el hospital han disminuido en más del 60 por ciento.
En el Moscoso Puello
Justo en la entrada de la Emergencia Pediátrica del Hospital Francisco Moscoso Puello, Harold Jiménez cargaba a su hija de un año de edad.
“La nebulizaron y estamos esperando porque hay que hacerle otra ronda. Está muy congestionada y su hermano, de tres años, también tiene fiebre”, comentó a Diario Libre el hombre residente en el barrio 27 de Febrero.
Con respecto al servicio brindado indicó que, “había poca gente (pacientes) y están trabajando bien. Yo acostumbro a ir donde Jiminián, pero para no dar ese viaje, terminamos viniendo aquí”.
Hacia el lado de la Emergencia de adultos, una joven que no quiso identificarse esperaba noticias de su prima, quien sufrió una reacción alérgica tras tomarse un medicamento para la gripe. Tan solo se limitó a buscar en su celular una fotografía para que mostrar el nivel de hinchazón que presentaba en su rostro.
Emergencia de adultos del Moscoso Puello este sábado 28 de diciembre. (CLAUDIA FERNÁNDEZ)
Otras dos familias se encontraron en el centro hospitalario unidos por el mismo móvil: un familiar había sufrido un evento cardiovascular (ACV).
“Mi abuelo sufrió un derrame cerebral. Estamos esperando porque aún no sabemos si lo van a dejar ingresado”, comentó rápidamente uno de los presentes.
En el caso de Pedro Ozoria, se encontraba acompañando a su hermana Silvia, quien lo llamó a las 4:00 de la mañana para decirle que a Pablo, su esposo, “le había dado algo”.
El hombre de 63 años sufrió su segundo ACV, hace 12 años fue el primer episodio, el cual había rebasado sin contratiempos.
Contrariamente, una señora no identificada salía del hospital con una sonrisa tras permanecer 10 días interna y haber recibido una transfusión sanguínea. Aún bajo los afectos de un calmante, la nativa de Yamasá expresó alegría por irse a celebrar el Año Nuevo en casa, junto a sus seres queridos.
Pacientes asiduos a la Unidad de hemodiálisis y de Pie Diabético acudían a sus citas, ya que normalmente visitan el centro sanitario tres veces cada semana.