El presidente de Israel, Isaac Herzog, condenó este lunes como una «gran y trágica conmoción» los ocho asesinatos que se produjeron a lo largo del fin de semana en un periodo de 48 horas en comunidades árabes israelíes, lo que eleva la cifra total este año hasta las 213 víctimas mortales en el seno de esta violencia.
«El flagelo del crimen y la violencia, que se ha cobrado la vida de muchos miembros de la comunidad árabe, constituye un desafío nacional de primer grado», escribió el presidente en la red social X.
Herzog instó al Inspector General de la Policía israelí a mantener sus investigaciones al respecto, y sobre todo a fortalecer el trabajo de los agentes para afrontar el desafío de las organizaciones criminales en el país.
«Es necesario que todos los ministerios gubernamentales pertinentes, junto con la Policía, unan sus fuerzas para combatir a los autores», apeló el político, para la que – aseguró – es la única manera de avanzar «hacia una realidad en la que los ciudadanos de Israel de todas las religiones, identidades, creencias y lugares de residencia sientan seguridad personal en todas partes».
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El asesinato a tiros del árabe-israelí (normalmente, palestinos que viven en territorio de Israel) Ashraf Hassin, de unos 50 años, fue el octavo en tan solo 48 horas, según recogió The Times of Israel. Hassin murió en la localidad de Deir Hanna, en el norte del país.
La oleada de violencia comenzó el 16 de noviembre con la muerte en cuatro homicidios distintos de cuatro árabes-israelíes. El último de estos cuatro fue Mohamed Nur Yahya, de 30 años y fallecido por disparos.
Antes de él murieron Faraj Abu Arar, de 20 y también a tiros, Luay Sheij Youssef, de 23 por disparos y Fajri Abu Medigam, de 23 y apuñalado.
Dos de ellos murieron en ciudades del sur de Israel y los otros dos en localidades del centro y norte del país.
No han trascendido más detalles sobre las cuatro muertes posteriores, exceptuando la de Hassin.
Según The Abraham Initiatives, un grupo que hace campaña contra la violencia, 213 árabes israelíes han sido asesinados en circunstancias violentas desde principios de año, 177 por armas de fuego.
En 2023 se registraron 244 muertes violentas y asesinatos dentro de la comunidad árabe de Israel, marcando un récord histórico.
La comunidad árabe en Israel ha visto una violencia casi constante en los últimos meses, superando años de mayor derramamiento de sangre criminal.
Alrededor del 88 % de los asesinatos en la comunidad árabe emanan del crimen organizado, mientras que el resto se atribuye a enemistades de sangre, feminicidios que involucran a miembros de la familia y otras actividades delictivas.
Las autoridades israelíes no han logrado detener el derramamiento de sangre a pesar de prometer más recursos, incluida más policía y fondos para hacer frente a los problemas sociales dentro del sector árabe que sustentan la ola delictiva.
Muchos líderes comunitarios culpan a la policía, que no ha logrado tomar medidas enérgicas contra las poderosas organizaciones criminales e ignora en gran medida la violencia; pero señalan décadas de negligencia, abandono y discriminación por parte de las oficinas gubernamentales como la causa principal del problema.
Más de la mitad de los árabes israelíes viven por debajo del umbral de pobreza y sus ciudades y pueblos a menudo tienen infraestructuras y servicios públicos deficientes, ya que ninguna localidad árabe logra una puntuación superior a 5 (del 1 al 10) en la clasificación económica que hace el gobierno de los municipios del país.
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