Estaba por empezar la década de 1960, República Dominicana tenía por entonces algo más de 3.04 millones de habitantes. Los servicios de salud esperaban por un crecimiento. En ese contexto, en esa bisagra entre una y otra década, una dominicana apareció para hacer historia: Amada Pittaluga de González.
Había terminado un postgrado en el Presbyterian Hospital, en Filadelfia, Estados Unidos. También allí trabajó un tiempo. Con esa carga de conocimientos, volvió a su país para ofrecer sus talentos a los dominicanos. Se convertía así en una pionera del bioanálisis nacional y en la fundadora de Amadita. Una historia de éxito que ahora cumple 65 años.
En la década de 1970, el laboratorio se convirtió en el primero en avanzar hacia la automatización. A partir de allí se fue expandiendo por todo el país, aumentando su portafolio de servicios, abriendo caminos nuevos para la atención médica dominicana.
Pero algo no ha cambiado en 65 años, incluso tras la ausencia física de doña Amadita, ocurrida en 2023: el espíritu de entrega por los pacientes. Tanto recalcaba la fundadora su vocación que se convirtió en la práctica tácita en sus laboratorios: “El buen trato al paciente no sólo es un deber sino un acto de amor”.
El nuevo norte de Amadita
Así como el laboratorio fue el primero en avanzar hacia la automatización en el país, el primero en conseguir una certificación ISO, el primero en implementar el tamizaje neonatal o el primero en poner un centro especializado en vacunación; asimismo seguirá innovando, empezando por su gerencia.
Desde 2019, la organización adelanta una modernización de su gestión. Esto empezó con el fortalecimiento del Consejo de Administración, al cual se integró la tercera generación de la familia y profesionales externos e independientes.
Ahora, este año, asume la presidencia para dirigir los destinos de Amadita, Alberto Bergés González, continuando el legado de doña Amada Pittaluga y de Patrícia González Pittaluga.
Con la nueva estrategia se avanza en la consolidación de la gobernanza corporativa, indispensable para conseguir el dinamismo que requieren los retos del mercado actual.
“Estos cambios implican un fortalecimiento institucional, innovación tecnológica y el cuidado minucioso de todo el ecosistema e indicadores locales e internacionales. Nos hemos comprometido a invertir en tecnología de punta, a diversificar nuestro portafolio y a mantener a nuestro talento humano como el eje central de nuestra operación. Porque sabemos que el futuro de Amadita depende de las personas que día a día trabajan con esmero”, manifestó Giancarlo Sanguinetti Durand, CEO de la organización.
Una merecida celebración
Representantes de la familia González-Pittaluga y del liderazgo de la organización ofrecieron una celebración por el 65 aniversario.
En la actividad se destacaron los logros del laboratorio, especialmente aquellos orientados a la primera infancia, como son el centro de vacunación y el tamizaje prenatal. Este último ayuda a identificar, en los primeros 28 días de nacidos, posibles enfermedades como trastornos metabólicos congénitos, deficiencia de glucosa, hipertiroidismo, fibrosis quística, entre otras patologías.
Esta prueba se aplicó a 200 neonatos de familias vulnerables este año, como parte de su cooperación con la comunidad, en la que también se inscriben más de 15 años de apoyo a la Fundación Operación Sonrisa.
Sanguinetti Durand no duda en afirmar que vendrán más innovaciones y aportes para la salud en República Dominicana de la mano de Amadita: “Viene un futuro que será sinónimo de expansión, modernización y tecnificación de nuestros servicios. Pero, sobre todo, estará guiado por nuestros valores, que seguirán siendo la brújula que nos orienta en cada decisión”.