El Gobierno francés intenta luchar contra la exposición de los niños a la pornografía en Internet. Según datos oficiales, 2,3 millones de menores consultan contenido pornográfico en línea. Y más de la mitad de los niños varones de 12 años que usan internet ven todos los meses pornografía.
En cinco años el número ha aumentado en un 36%, hay 600,000 menores más que consumen porno, según cifras oficiales. Un fenómeno alarmante y la causa es la aparición de Internet y los teléfonos inteligentes. Dos olas tecnológicas que han abocado a los jóvenes a acceder a contenidos para adultos.
“La primera ola se produce con la aparición de Internet en los años 2000 y la segunda, con la aparición del smartphone en 2007”, explica la piscóloga española María Hernández Mora, doctora en Psicología y fundadora del Servicio de Consultas de Adicciones Sexuales y Pornografía en el Hospital Simone Veil en las afueras de París, primera unidad de este tipo en Francia.
El acceso fácil entre los jóvenes puede provocar adicción
“No es lo mismo ver DVD’s pornográficos, que había que esconder o que había que ir al videoclub a buscar y gastar dinero, que tenerlo en el bolsillo y en cualquier momento del día, desde cualquier punto donde haya wifi, poder acceder. La facilidad de acceso a la pornografía es uno de los elementos que provoca efectivamente un consumo regular que puede volverse adictivo”, analiza Mora, primera y única en haber hecho en Francia una tesis sobre la adicción a la pornografía.
Según un estudio de 2023 de la ARCOM, Autoridad que regula la comunicación audiovisual y digital en Francia, el 73% de los menores que consume pornografía en Internet, lo hace a través de sus teléfonos móviles.
El estudio revela que los niños que ven porno son cada vez más jóvenes. El 21% de los niños de entre diez y 11 años consumen este tipo de contenidos para adultos.
Y este acceso, se hace cada vez más temprano. “La edad media es de nueve años”, alerta la especialista.
“Te puedes imaginar el efecto que puede tener ese primer contacto pornográfico en cerebros de niños que son totalmente inmaduros, vírgenes y que no tienen la capacidad psicológica y psico biológica para hacer frente a lo que esa pornografía provoca en su cuerpo y en su mente”, afirma Mora, quien recibe en su consulta a adolescentes con adicciones gravísimas y con unos padres destruidos.
La española también ha creado una asociación para ayudar a los afectados por esta adicción, Déclic.
“Yo lo que siempre digo a los padres es que hay que poner filtros externos en los ordenadores, en las pantallas, en las tablets, controlar el acceso al teléfono, y para eso hay que tener una relación de confianza con el hijo. Hay que poder explicarle lo que es la sexualidad en función de la etapa de desarrollo del niño. Hay que hablar claramente de lo que es la pornografía, de cuáles son los esquemas sexuales que cuenta la pornografía, de la sexualidad y que la pornografía no es sana para ellos, no es bueno que imiten eso que ven luego en su sexualidad adulta”, nos dice la psicóloga.
De la pornografía a la prostitución virtual
Hay aplicaciones donde se paga por ver contenidos como OnlyFans, una plataforma en línea que permite a los usuarios monetizar su contenido, ya sea erótico o no. Durante el confinamiento por el Covid-19, experimentó un gran éxito entre los jóvenes para pagar o vender contenido sexual.
“Es lo que llamamos la prostitución virtual y se está dando en los adolescentes, incluso en los preadolescentes. Esta prostitución virtual está causando muchos problemas porque tiene unas consecuencias sociales muy importantes, evidentemente, y se está considerando como una ramificación de la pornografía. Es decir, que hoy en día un adolescente puede volverse un actor pornográfico, en un productor pornográfico”, advierte.
A más pornografía, más disfunciones sexuales
Hay muchas ideas falsas en torno al consumo de la pornografía. Lejos de ayudar a tener una vida sexual activa con la pareja, la deteriora. “La pornografía es un producto de riesgo”, insiste María Hernández Mora.
El primer signo de la adicción es “la pérdida de control”, subraya la psicóloga.
“El adicto, por ejemplo, se da cuenta de que cuando no quiere consumir, lo necesita, que cuando considera que no es el momento para una masturbación, hay algo en él que le invita a hacerlo y que lo necesita hacer para calmarse. Tiene un deseo que le invade y que no puede controlar”, afirma.
Esa pérdida de control va acompañada de la necesidad de ver cada vez contenidos más violentos. “Hay lo que llamamos el fenómeno de tolerancia, es decir, el adicto necesita contenidos cada vez más violentos para poder excitarse porque el cerebro, a base del consumo frecuente, se va acostumbrando a esa intensidad”, explica.
Además, esa violencia va acompañada de un sentimiento de vergüenza, de daño de su autoestima y de consecuencias en su vida sexual.
“El cerebro que se va confrontando a la pornografía y se acostumbra a los estímulos pornográficos, cuando llega delante de una mujer no consigue excitarse”, asegura.
Aunque el fenómeno de la adicción al porno es básicamente masculino, cuatro de cada cinco adictos son hombres, Hernández Mora advierte que en los próximos años veremos a más adultas adictas por el acceso de las jóvenes en edades tempranas a este tipo de contenidos.
La adicción a la pornografía se cura
“Lo que a mí me anima es ver cómo mis pacientes salen adelante. Se sale de la pornografía con dos condiciones con dos cosas.
Se necesitan unidades especiales, hoy en día en las universidades, es fundamental formar a profesionales y la segunda condición es voluntad, hay que ser lúcido porque hace falta mucha motivación”, concluye la experta.