Mientras las conversaciones para una posible tregua en la Franja de Gaza avanzan, en el norte del enclave palestino se acumulan los cadáveres en las calles y los hospitales no pueden atender a los heridos por falta de personal especializado y medicinas.
«Desde ayer, hemos recibido a personas heridas en el Hospital Kamal Adwan (procedentes) de varias zonas del norte de Yabalia y Beit Hanoun», afirmó hoy el director de este centro médico, Hussam Abu Safiya.
«Siguen cayendo bombas sobre el Hospital Kamal Adwan y se oyen explosiones en los patios y entradas (…) Carecemos de las especializaciones necesarias para tratar a la mayoría de heridos, muchos de los cuales requieren diferentes tipos de cirugía», denunció.
Desde hace 75 días, el tercio más septentrional de Gaza -incluidas las ciudades de Yabalia (junto a su campamento de refugiados), Beit Hanoun y Beit Lahia- permanece aislado del resto del enclave, inmerso en una reofensiva terrestre israelí que ya se ha cobrado la vida de cerca de 3,000 palestinos, según la Defensa Civil gazatí, además de un millar que siguen en paradero desconocido.
Este martes, imágenes retransmitidas por el canal catarí de noticias Al Jazira -vetado en Israel– mostraban a perros callejeros hurgando en cuerpos de palestinos sin vida en el norte de Gaza, pese a la presencia de soldados israelíes en los alrededores.
Según ha denunciado el diario israelí Haaretz en una investigación, existe una «fila de cadáveres» al norte del Corredor Netzarim -una franja de 7 kilómetros de ancho donde Israel ya ha ubicado tropas y asentamientos militares- en la que merodean jaurías de perros.
El grupo islamista Hamás condenó este suceso en un comunicado como una muestra de la “crueldad, el sadismo y la inhumanidad” del Ejército israelí y de sus dirigentes, e indicó que se trata de una prueba más de la campaña de “exterminio sistemático” a la que Israel está sometiendo a los gazatíes.
«Libertad para matar»
La operación a gran escala iniciada el pasado 5 de octubre contra el norte de Gaza persigue, según el Ejército, el objetivo de impedir que milicianos de Hamás se reagrupen. Sin embargo, gazatíes y organizaciones humanitarias en el terreno acusan a Israel de querer ocupar la zona y desplazar por la fuerza a sus residentes.
Las órdenes de evacuación en estas urbes del norte han sido constantes y los palestinos que las desacatan se enfrentan a ataques continuos que causan decenas de muertos diarios. Además, según testimonios a Haaretz de soldados, reservistas y oficiales castrenses, la población restante es tratada como un objetivo legítimo de guerra.
«La orden era clara: ‘Cualquiera que cruce el puente hacia el Corredor (Netzarim) recibirá un tiro en la cabeza'», revela a este diario israelí un veterano combatiente de la División 252 sobre la ausencia de protocolos en las denominadas «áreas de combate». El resultado: la muerte de decenas de civiles ante la ausencia de testigos.
Un oficial militar también recuerda que, hace poco, el Ejército anunció públicamente la muerte de 200 milicianos en Gaza, pero que, después de enviar pruebas a inteligencia y fotografías de las víctimas, solo pudo confirmar a diez de ellos como miembros de Hamás.