La economía alemana experimentó otro año de recesión en 2024, por segundo año consecutivo. El PIB cayó un 0,2%. Aunque se temía esta tendencia, ahora se ha confirmado debido a la persistente crisis del modelo industrial y exportador del país.
La actividad económica alemana se contrajo un 0,2% en 2024, según una primera estimación de la Oficina Federal de Estadística Destatis.
El año 2024 estuvo marcado en particular por los anuncios de planes de despido en la industria, tanto para los grandes grupos como para las pequeñas empresas. Volkswagen suprimirá 35,000 empleos en Alemania de aquí a 2030.
En 2023, el PIB ya había caído un 0,3%, lastrado por el aumento del coste de la energía tras la guerra rusa en Ucrania.
Todos los economistas alemanes están de acuerdo en separar entre problemas estructurales, la manera en cómo está funcionando la economía alemana hoy, y las contextuales, las debido a la situación internacional para explicar la recesión del país europeo.
Muchos critican que eliminar los reactores atómicos en el país produjo un gran encarecimiento de la energía y la dependencia de otros países que afecta enormemente a su sector manufacturero, como el automovilístico o el de maquinaria pesada.
También cuestionan la excesiva burocracia frena la economía, que Alemania no se adaptó lo suficientemente rápido a la digitalización, que no logra ser innovativa como antes y que sus costos de producción son muy altos.
La competencia de China
China ha comenzado a quitarle lugar a la poderosa industria automovilística alemana en el mundo con sus autos eléctricos. Además, el proteccionismo del próximo gobierno de Trump en Estados Unidos dificultará también sus exportaciones.
Otro factor difícil de ser medido es el traumático efecto de la amenaza de Rusia en Alemania, que parece haber hecho más precavidos a los consumidores alemanes.
Se suele decir que Alemania es la locomotora de Europa, y aunque sus vecinos europeos son sus vagones, a la locomotora le cuesta mantenerlos en movimiento.
De hecho, casi un tercio de la producción industrial de la eurozona es alemana. Alemania es el primer socio comercial de casi la mitad de los países de la Unión Europea. Por tanto, la actividad económica del continente se está viendo frenada por su recesión.
En Francia, por ejemplo, muchos subcontratistas pertenecen a filiales alemanas. Si una empresa del otro lado del Rin atraviesa dificultades, todo el ecosistema que depende de ella se resentirá. También son interdependientes las economías de los países centroeuropeos que producen para Alemania. Si baja el consumo en Berlín, los fabricantes checos y polacos perderán ventas.
Y esta crisis alemana podría agravarse y extenderse aún más a sus vecinos europeos. Los economistas prevén ya un tercer año consecutivo de recesión.
En poco más de un mes serán las elecciones a canciller de Alemania, allí deberá salir el gran giro para salvar a la todavía tercera economía del planeta.