Es uno de los mayores escándalos sanitarios actual en Europa: la contaminación por PFAS. Utilizadas durante muchos años para producir sartenes antiadherentes, por ejemplo, estas sustancias contaminan suelos y ríos de numerosos países desde hace décadas.
Durante muchos años se han utilizado sartenes antiadherentes sin sospechar que el PFOA uno de los componentes del Teflón, era tóxico. Esta sustancia, que evita que los alimentos se peguen a las sartenes, fue prohibido en 2020 a nivel internacional debido a los riesgos graves que representa para la salud.
El PFOA forma parte de la familia de las 4,000 sustancias perfluorolaquiladas y polifluoroalquiladas, (PFAS, por sus siglas en inglés) conocidas también como «contaminantes eternos» por su persistencia en el medioambiente.
En 2023, una investigación colaborativa que unió medios de comunicación europeos y ONG reveló la presencia preocupante de PFAS en el suelo o el agua en 23,000 sitios en Europa.
Y en 2,100 zonas, las concentraciones de estas sustancias alcanzan el límite de 100 nanogramos por litro, considerado como peligroso por la salud por los expertos competentes.
Tal es el caso en Zwijndrecht, Bélgica, donde la empresa 3M fabricó hasta 2020 ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS) y contaminó suelos, ríos y lagos, a sabiendas de que estas sustancias se dispersaban de manera casi irreversible en el medioambiente.
En esta región, un estudio independiente reveló que los jóvenes sufren trastornos de pubertad y de su sistema inmunológico. Ante la magnitud del desastre, la empresa 3M pagó 570 millones de euros para remover estas sustancias nocivas del suelo.
Casos similares de contaminación por PFAS afectan ya a varias regiones de Europa, lo que ha llevado a los países a intensificar el control sobre la presencia de estas sustancias en el agua.
Las PFAS han sido, durante décadas, sustancias particularmente valoradas en la industria manufacturera: fueron utilizadas como repelentes de agua en textiles, como repelentes de manchas en alfombras y también por sus características antiaceites en utensilios de cocina o ignífugas en productos antiincendios. E incluso en herbicidas y pesticidas.
“Por eso están tan esparcidos por el medio ambiente. Hay una gran cantidad de estudios que indican que estos contaminantes se bioacumulan en organismos vivos, por eso son tan preocupantes”, comenta a RFI la investigadora española Irene Navarro.
Desde el Centro de Investigaciones Energéticas y Medioambientales (CIEMAT), Navarro trabaja en la unidad de contaminantes, encargada de monitorear la cantidad de PFAS en los ríos.
Descontaminación imposible
Las obras titánicas que se llevan a cabo en Zwijndrecht donde se limpia el suelo metro cuadrado por metro cuadrado demuestra la dificultad de descontaminar las zonas afectadas por las PFAS, sustancias que pueden ser cancerígenas, pueden alterar la fertilidad, la inmunidad y son perturbadores endocrinos.
“Sí que existen varios tratamientos para la limpieza de agua y para la limpieza de lo que son otros compartimentos medioambientales. Pero son estudios a nivel de laboratorio o de a nivel de plantas piloto. Es muy complicado ponerlas en marcha en campo.El problema es el coste porque requieren mucha energía”, explica Irene Navarro.
Las técnicas de absorción con carbón activo o con resinas de intercambio iónico permitan captar las PFAS, pero “generan residuos que hay que tratar con incineración”, subraya la investigadora.
“Hay algunos estudios que indican que PFOS se eliminan mediante incineración utilizando temperaturas de 1100ºC que no alcanzan las incineradoras municipales. Las tecnologías a veces tienen una efectividad muy buena para algunos PFAS, los de cadena larga, por ejemplo, y en cambio los de cadena corta son más difíciles de eliminar. Tienen que evolucionar la tecnología para conseguir esta contaminación real”, concluye Navarro.
La carrera sin fin de la industria química
Ante la multiplicación reciente de estudios que detectaron la presencia de PFAS en los suelos, ríos, fuentes de agua potable y en la sangre de poblaciones que viven cerca de plantas químicas que procesan estas sustancias, las autoridades impusieron progresivamente reglas: desde la prohibición del PFOA en 2020, hasta limites de concentraciones de 20 PFAS preocupantes de 0,10 µg/l en el agua potable.
Pero la regulación de las PFAS se asemeja a una carrera de prohibición en la que la industria química siempre se lleva la delantera con la creación de nuevas sustancias para esquivar la ley.
“Sí, pasa con estos contaminantes y con muchos otros”, confirma la investigadora Irene Navarro.
“Estos compuestos se empezaron a utilizar a lo mejor en los años 50 y se han estado utilizando hasta que salta la alarma. Y cuando la comunidad científica comunica su preocupación, las empresas ya están pensando en sustituir estos compuestos por otros. El problema es que a veces está sustitución, pues lo hacen por compuestos muy similar. Es y al ser tan similares, pues pueden provocar los mismos efectos que la inicial”, indica Navarro.
Los grupos de intereses a la ofensiva en Bruselas
Desde Bruselas, Dolores Romano, responsable de políticas de sustancias químicas en European Environmental Bureau, EEB, principal coalición de ONG ambientalistas europeas, estima que las prohibiciones actuales son muy limitadas frente a los miles sustancias que se usan en la industria.
La activista respalda la propuesta de Alemania, Dinamarca, Suecia, Holanda y Noruega para que se prohíban en toda Europa todas las PFAS.
“Además, se deberían prohibir de inmediato todo lo que son usos no esenciales de PFAS, o sea, como decoración e inmuebles y. Todos los usos para los que realmente no son críticos para el mantenimiento de la seguridad o de la salud”, dijo a RFI.
Pero los intentos por restringir el uso de estos contaminantes eternos se han topado con una ofensiva de los grupos de intereses de la industria química.
En abril de 2024, la dirección de la empresa de utensilios de cocina Seb incitó por ejemplo a sus empleados a manifestarse ante la Asamblea Nacional francesa el día del debate de una propuesta de ley para prohibir el uso de PFAS en textiles y cosméticos.
“Estamos viendo una influencia y una presión que no se ha visto jamás en Europa, de la cantidad de lobistas, de reuniones, de información falsa que se está de vertiendo sobre sobre las PFAS, sobre su peligrosidad, sobre las alternativas”, observa Dolores Romano.
“Estamos frente a una campaña masiva de desinformación por parte de los fabricantes de PFAS en Europa. Es especialmente la filial de Dupont, Chemours, que está liderando la campaña, junto con las asociaciones de empresarios de la química”, subraya la activista.
La influencia de los grupos de intereses llevó justamente a un giro espectacular del gobierno alemán. En 2023, el gobierno de Olal Scholz fue uno de los promotores europeos de la prohibición universal de las PFAS antes finalmente de dar marcha atrás.
¿Qué decidirá el próximo gobierno? Quién asumirá el costo de la descontaminación de los suelos envenenados por PFAS, estimado en 100 mil millones de euros ? Preguntas que deberán enfrentar los gobiernos europeos.