Las fuerzas israelíes en el sur del Líbano abrieron fuego el domingo contra manifestantes que exigían su retirada de acuerdo con un pacto de alto el fuego, matando al menos a 22 personas e hiriendo a 124, informaron funcionarios de salud libaneses.
Horas más tarde, la Casa Blanca indicó el domingo que Israel y Líbano acordaron extender el plazo para que las tropas israelíes abandonen el sur del Líbano hasta el 18 de febrero, luego que Israel solicitara más tiempo para retirarse más allá del plazo de 60 días estipulado en un pacto de alto el fuego que frenó la guerra entre Israel y Hezbollah a fines de noviembre.
Israel ha afirmado que necesita quedarse más tiempo porque el ejército libanés no se ha desplegado en todas las áreas del sur del Líbano para garantizar que Hezbollah no restablezca su presencia en el área. El ejército libanés ha señalado que no puede desplegarse hasta que las fuerzas israelíes se retiren.
La Casa Blanca informó en un comunicado que “el acuerdo entre Líbano e Israel, monitoreado por Estados Unidos, seguirá vigente hasta el 18 de febrero de 2025”. Agregó que los respectivos gobiernos “también comenzarán las negociaciones para el regreso de los prisioneros libaneses capturados después del 7 de octubre de 2023″.
No hubo comentarios de momento del gobierno israelí, pero el primer ministro interino libanés, Najib Mikati, confirmó la extensión.
El anuncio se produjo horas después que los manifestantes, algunos de ellos portando banderas de Hezbollah, intentaran entrar en varios pueblos para protestar por el incumplimiento de Israel de retirarse del sur del Líbano para la fecha límite original del domingo.
Los muertos incluyeron a seis mujeres y un soldado del ejército libanés, reveló el Ministerio de Salud en un comunicado. Se informó de personas heridas en casi 20 pueblos en la zona fronteriza.
El ejército israelí culpó a Hezbollah por incitar las protestas del domingo.
En un comunicado, explicó que sus tropas dispararon tiros de advertencia para “eliminar amenazas en una serie de áreas donde se identificaron sospechosos acercándose”. Añadió que se detuvo a varios sospechosos en proximidad a las tropas israelíes y estaban siendo interrogados.
El desarrollo en Líbano se produce al tiempo que Israel impedía a miles de palestinos regresar a sus hogares en el norte de Gaza el domingo, acusando a Hamás de violar un frágil alto el fuego al cambiar el orden de los rehenes que ha liberado.
El presidente libanés, Joseph Aoun, dijo en un comunicado dirigido a la gente del sur del Líbano el domingo que “la soberanía y la integridad territorial de Líbano son innegociables, y estoy siguiendo este asunto en los niveles más altos para asegurar sus derechos y dignidad”.
Les instó a “ejercer autocontrol y confiar en las Fuerzas Armadas Libanesas”. El ejército libanés, en un comunicado separado, dijo que estaba escoltando a civiles a algunos pueblos en la zona fronteriza y llamó a los residentes a seguir las instrucciones militares para garantizar su seguridad.
El presidente del Parlamento, Nabih Berri, cuyo partido Movimiento Amal está aliado con Hezbollah y que sirvió como intermediario entre el grupo miliciano y Estados Unidos durante las negociaciones del alto el fuego, dijo que la matanza del domingo “es un llamado claro y urgente para que la comunidad internacional actúe de inmediato y obligue a Israel a retirarse de los territorios libaneses ocupados”.
Un portavoz en árabe del ejército israelí, Avichay Adraee, publicó en X que Hezbollah había enviado “alborotadores” y está “tratando de calentar la situación para encubrir su situación y estatus en Líbano y el mundo árabe”.
Exhortó el domingo por la mañana a los residentes de la zona fronteriza a no intentar regresar a sus pueblos.
La Coordinadora Especial de la ONU para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, y el jefe de misión de la fuerza de paz de la ONU conocida como Unifil, el teniente general Aroldo Lázaro, pidieron en un comunicado conjunto que tanto Israel como Líbano cumplan con sus obligaciones bajo el acuerdo de alto el fuego.
“El hecho es que los plazos previstos en el Entendimiento de noviembre no se han cumplido”, afirmó el comunicado. “Como se vio trágicamente esta mañana, aún no están dadas las condiciones para el retorno seguro de los ciudadanos a sus pueblos a lo largo de la Línea Azul”.
Unifil dijo que más violencia arriesga socavar la frágil situación de seguridad en la zona y “las perspectivas de estabilidad introducidas por el cese de hostilidades y la formación de un gobierno en Líbano”.
Instó a una retirada completa de las tropas israelíes, la eliminación de armas y activos no autorizados al sur del río Litani, el despliegue del ejército libanés en todo el sur del Líbano y garantizar el retorno seguro y digno de los civiles desplazados a ambos lados de la Línea Azul.
Un equipo de la AP quedó varado durante la noche en una base de Unifil cerca de Mays al-Jabal luego que el ejército israelí erigiera barricadas el sábado mientras se unían a una patrulla de cascos azules. Los periodistas reportaron haber escuchado disparos y estallidos el domingo por la mañana desde la base, y los cascos azules dijeron que docenas de manifestantes se habían reunido cerca.
En el pueblo de Aita al Shaab, las familias deambulaban por estructuras de concreto aplastadas buscando restos de los hogares que dejaron atrás. No había fuerzas israelíes presentes.
“Estas son nuestras casas”, sostuvo Hussein Bajouk, uno de los residentes que regresaba. “Por mucho que destruyan, reconstruiremos”.
Bajouk agregó que está convencido de que el exlíder de Hezbollah Hassan Nasrallah, quien fue asesinado en un ataque israelí en los suburbios del sur de Beirut en septiembre, realmente sigue vivo.
“No sé cuánto vamos a esperar, otro mes o dos meses… pero el Sayyed saldrá y hablará”, dijo usando un honorífico para Nasrallah.
Al otro lado de la frontera en el kibutz de Manara, Orna Weinberg observaba la devastación del reciente conflicto en sus vecinos y en los pueblos libaneses al otro lado de la frontera. Los disparos se escuchaban esporádicamente a la distancia.
“Lamentablemente, no tenemos forma de defender a nuestros propios hijos sin dañar a sus hijos”, comentó Weinberg, de 58 años. “Es una tragedia para todos los lados”.
Alrededor de 112,000 libaneses siguen desplazados, de más de 1 millón que huyeron de sus hogares durante la guerra.