Mientras Arabia Saudita acoge discusiones entre las delegaciones estadounidense y rusa, el país principalmente afectado, Ucrania, no ha sido invitado. Son días difíciles para los ucranianos, entre estos anuncios que señalan el fin de un consenso entre los aliados y la continuación de los ataques rusos en el este del país.
El tren que parte de la ciudad de Lviv con dirección a la capital va en silencio. Cada pasajero está concentrado en lo suyo, entre ellos María a quien se le ve triste.
Dice que ha llorado al despedirse de su marido militar, al que no sabe si volverá a ver. Pero también lloró por la decisión de Donald Trump de iniciar negociaciones con Rusia para poner fin a la guerra, sin incluir a Ucrania.
“Da mucho miedo”
“Creo que es muy extraño que Donald Trump haya decidido que puede decidir todo sin Ucrania. En primer lugar, deben preguntar a los ucranianos, porque esta es la nación que más lucha en esta guerra. ¿Y cómo podemos preguntarle al agresor sobre su condición para detener la guerra? Primero deben preguntarnos a nosotros”, estima María.
Como muchos ucranianos, ella tenía la esperanza de que Trump podría ser la persona que llevaría a Vladimir Putin a aceptar condiciones para detener la agresión. Pero para su sorpresa, cree que lo que ha hecho el mandatario estadounidense es mostrar admiración hacia el hombre que ha destruido su país.
“Me resulta muy extraño que una persona tan horrible y asesina pueda ser amiga del presidente de uno de los países más poderosos del mundo… y da mucho miedo”, recalca la mujer.
“Son juegos políticos”
En Kyiv, Anastasia cumple su turno de 12 horas en uno de los tantos cafés del centro de la ciudad.
Su padre, militar, está destinado en el frente y su madre vive en la ciudad de Jersón, atacada constantemente por las fuerzas rusas ubicadas al costado oriental del rio Dniéper. Ella también está decepcionada con la posición del nuevo gobierno de Estados Unidos.
“Por ahora no veo el final de la guerra porque no sólo depende de nuestras fuerzas, son juegos políticos. Somos como figuras que se mueven en un gran juego, no sé. No lo sé. Es muy difícil. Por ahora estamos viviendo el momento y haciendo nuestro trabajo para salvar a nuestro país, como podamos”, comenta.
Si hay algo que les han enseñado estos tres años de guerra, es vivir el día a día y creer en lo imposible, a pesar de que las apuestas jueguen en su contra.