Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su anuncio de la “mayor deportación en la historia” de Estados Unidos, México empezó a organizarse para recibir a los migrantes deportados. Sin embargo, por el momento no han llegado tanto como se esperaba.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca frenó en seco el sueño americano para miles de migrantes que se quedaron varados en la frontera mexicana.
Es el caso de Irene, quien está acompañada de su esposo y su hija tras un desplazamiento forzado en México. “Salí huyendo de allá, de Michoacán. La violencia está muy, muy fuerte. Pues uno aquí nomás parado. Los últimos que llegaron, unos venezolanos, se quedaron también estancados”, cuenta.
En cuanto al futuro, dice que se van a “establecer aquí, en Tijuana. Tratar de salir adelante aquí, buscar otro círculo de vida. Tengo que salir a buscar una renta, dónde establecerme”.
“No en la magnitud que se esperaba”
El Gobierno mexicano dispuso albergues para recibir una supuesta oleada de migrantes deportados desde Estados Unidos. Pero lo más significativo es que tras el primer mes de mandato de Donald Trump, la mayoría de estos albergues se mantienen semivacíos a pesar de las amenazas del mandatario estadounidense en expulsar a millones de migrantes indocumentados.
“En el albergue que tenemos, vemos que no se cumplió con la deportación masiva de migrantes mexicanos que recibe Estados Unidos de forma irregular, algo que se sigue mencionando a la fecha pero que no se ha visibilizado o no se ha materializado con una deportación tan fuerte” como se había mencionado previo a la investidura de Donald Trump, comenta para RFI José María García, director del albergue Movimiento Juventud 2000 en Tijuana. “Si bien han llegado deportados, no es en la magnitud que se esperaba”, recalca.
¿Más adelante?
“De sur a norte tampoco ha llegado mucha comunidad de migrantes a las zonas fronterizas de Baja California. Ya lo hubiésemos detectado aquí en el albergue. Al contrario, ha disminuido la cantidad de inmigrantes actualmente en los albergues, están semivacíos”, precisa José María García.
Según él, el hecho de que haya menos ayudas humanitarias puede explica que “la comunidad se mantenga ahora en pausa”, pero “quizás más adelante” sea diferente.
Aunque no se han registrado oleadas de expulsiones, el Gobierno mexicano no da señales de querer reducir el operativo, como tampoco Trump de retirar la amenaza sobre la “mayor deportación en la historia” de Estados Unidos, donde se estima que viven al menos 11 millones de inmigrantes sin la documentación necesaria.