El expresidente filipino Rodrigo Duterte se encuentra en manos de la Corte Penal Internacional (CPI), tras haber emitido una orden de arresto contra el exmandatario por presuntos crímenes durante su llamada “guerra contra las drogas”.
El proceso ante la CPI hace parte del largo camino jurídico que llevan las madres y esposas de quienes fueron asesinados en dicha campaña contra el narcotráfico. RFI entrevistó a una de sus consejeras jurídicas.
La llamada guerra contra el narcotráfico emprendida por Duterte dejó miles de muertos, la mayoría de ellos, hombres de escasos recursos, muchas veces sin pruebas de que estuvieron relacionados con las drogas y sin aplicar el debido proceso ante la justicia.
La abogada Kristina Conti, Secretaria General de la National Union Peoples Lawers (Unión Nacional de Abogados para la gente) y consejera jurídica de las víctimas en el colectivo Rise Up, conversó con RFI sobre lo que ha sido el proceso jurídico para estas madres y esposas, que también han enfrentado la incredulidad de su causa, pues esta semana cientos de personas salieron a las calles en apoyo a Duterte y en protesta por su apresamiento.
¿Qué dijeron las víctimas al enterarse de la detención de Duterte?
Fue surrealista. Era algo que siempre habíamos esperado, pero simplemente no estábamos listos para escucharlo, fue una total sorpresa. Había rumores, pero no queríamos que esos rumores o información no confirmada nos descarrilara.
El día del arresto lo dejamos todo y nos reunimos. Hubo una pequeña manifestación en la ciudad (Manila) y nos alegramos mucho de que otros vinieran a apoyar a las víctimas. Este tipo de apoyo ha tardado mucho en llegar, porque cuando empezamos en 2016, cuando Rise Up estaba empezando, había un poco de estigma.
Eso fue heredado de la campaña de Duterte para calificar a los drogadictos como criminales, como un flagelo para la sociedad.
Por eso, el cálido apoyo que tenemos ahora es simplemente estimulante y el hecho de que tanta gente lo esté celebrando con nosotros, nos dice que esto no es solo una victoria de las madres, es una victoria de todo el pueblo filipino.
¿Cuánto tiempo lleva usted trabajando con las víctimas? ¿Cuánto llevan las víctimas en esta búsqueda de justicia?
Desde 2016 hemos trabajado por la justicia, pero inicialmente nuestro concepto de justicia estaba dentro de un contexto más pequeño de búsqueda de la verdad.
Queríamos saber qué estaba pasando, y cómo lidiar con el dolor. Necesitábamos procesar la información, a través de lo incierto, porque entre menos sabes de lo sucedió a tu ser querido, más largo y más pesado es el dolor.
En 2017, comenzamos a presentar casos, habíamos comenzado a documentar los incidentes y nos dimos cuenta de que algunos de los casos eran lo suficientemente buenos o lo suficientemente fuertes como para luchar en los tribunales.
Presentamos algunos en 2017, pero nos dimos cuenta de que nada se movía en los tribunales nacionales. Así que Acudimos a la CPI en 2018.
¿Ustedes confían en la justicia? sabiendo además que Filipinas ya no es miembro de la CPI
En ese momento, cuando presentamos los cargos, Filipinas era un miembro de la CPI, así que estábamos bastante seguros de que podíamos asegurar al menos una conclusión o una orden de detención, una conclusión de que el terror era razonable. Era razonable creer que él es responsable de crímenes contra la humanidad cometidos en Filipinas.
Sin embargo, a lo largo de los años, especialmente con la retirada de Filipinas de la CPI, nos resultó difícil convencer a más gente.
Y fue incluso más difícil defender nuestra postura, porque ahora no sólo había que convencer a la gente o al público en general de que se estaban produciendo asesinatos y de que debían calificarse de crímenes contra la humanidad. Ahora había que convencerles de que éste era el tribunal que debía hacerlo.
Así que ha sido una cuesta arriba y hasta hoy, incluso si la CPI ya ha tomado la ficha en custodia, hay muchos detractores. Hay mucha incredulidad en lo que respecta a la CPI y a los asuntos relacionados con los asesinatos.
Así que todo ha sido un trabajo duro y por eso es posible que nos enfrentemos no sólo a las represalias, sino a un mayor desafío legal.
Estamos hablando de asesinato, crímenes contra la humanidad que presuntamente provienen de un presidente. ¿Ha sido difícil encontrar pruebas?
Bueno, es bastante difícil no identificar a Duterte como responsable con el nivel de sus declaraciones anteriores. Dijo “Mátalos, mátalos, mátalos a todos. Engordaré los peces de la Bahía de Manila por las aguas. Enrojeceré las aguas”.
Los discursos que ha hecho a través de los años han sido realmente gráficos y obviamente podemos usar esas declaraciones en su contra.
En segundo lugar, ha habido testigos que se han presentado, y quiero decir hasta el punto de que no sólo han acudido al tribunal, sino que han salido a la luz pública, en un intenso intento de convencer a más gente de que los asesinatos están ocurriendo bajo las instrucciones de Duterte.
Realmente, han sido demasiadas cosas y afortunadamente han funcionado a nuestro favor.
¿Tienen más confianza en la justicia internacional que en la justicia de Filipinas, teniendo en cuenta lo que ha pasado en los últimos años?
Bueno, sí. Y es parte del contexto de los casos en cuanto a la guerra contra las drogas. La pérdida se ha convertido en un arma en Filipinas. Estoy de acuerdo en que la Corte Penal Internacional no es perfecta.
Tenemos nuestras críticas a la Corte, sin embargo, ni siquiera los tribunales nacionales son perfectos y simplemente estamos aprovechando las oportunidades que tenemos y eso incluiría la presentación de cargos ante la Corte Penal Internacional.
Hasta hoy, hay base legal para continuar y, con suerte lograr la eventual apertura de un juicio, estamos entusiasmados con ese momento.
¿Qué sigue ahora? Qué esperan las víctimas?
Bueno, legalmente habría procesos de seguimiento. Nos estamos imaginando que Duterte pedirá medidas cautelares. Estamos esperando su reacción o sus respuestas a los cargos que se presentan formalmente contra él.
Y entonces responderemos. Estas cuestiones temporales son tan importantes como el caso principal, pero en última instancia nos estamos preparando para el juicio, porque lo que queremos es probar que él es culpable.
Hay algo que ha sido muy difícil para las madres, que es el concepto del debido proceso. Porque ellas recuerdan que sus hijos y maridos fueron asesinados en la calle tras ser sospechosos de ser criminales.
La policía ha irrumpido en las casas mientras dormían y han sacado a la fuerza a las mujeres y a los niños, y luego los hombres acababan muertos. Se les negó el debido proceso y ahora están viendo cómo el debido proceso se le concede a Duterte.
Es un poco agridulce, pero para ellas hay un dicho de la Biblia: Si alguien te tira una piedra, tírales pan de vuelta.