Benjamín Netanyahu acusa al jefe del Shin Bet, Ronen Bar, de investigar a un ministro sin su acuerdo.
Desde hace varios meses, la Agencia de Seguridad Interior llevaba a cabo un «procedimiento secreto» para investigar la infiltración de elementos de extrema derecha en el seno de la policía y de su ministro, Itamar Ben Gvir, según informan los medios de comunicación israelíes.
Molesto y trastornado por las investigaciones en contra de sus más allegados asesores de prensa, sospechosos de haber recibido salario de Catar, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, olvidó que el objetivo número uno de la guerra contra Hamás debería ser la liberación de todos los secuestrados israelíes.
Olvidó también los siete frentes de combate de los que habla desde hace más de un año y medio y se concentra ahora en una sola batalla, la reforma judicial destinada a echar por tierra los frenos y controles del gobierno y la lucha contra sus principales enemigos, el Jefe del Shin Bet quien encabeza las investigaciones en su despacho y la Fiscal General, Gali Baharav Mihara, que se empecina en que el gobierno, actúe en el marco de la Ley.
La oposición baja a las calles para protestar contra Netanyahu
Decenas de miles de Israelíes salieron a las calles, muchos de ellos acampando en las plazas y las calles de Jerusalén lindantes a la Knesset o a la residencia del primer ministro, mientras jueces y generales retirados advierten de la posibilidad de una guerra civil, en defensa de la tambaleante democracia.
Mientras tanto, Netanyahu aprovecha el tumulto para lograr la unidad de su coalición de extrema derecha, transfiriendo presupuestos siderales a los intereses de sus socios coalicionarios ante la aprobación del presupuesto nacional, lo que le podrá asegurar muchos meses más encabezando el gobierno.